Dr. Valle Folgueral
La cirugía de columna mínimamente invasiva, también conocida como cirugía endoscópica de columna consiste en utilizar los mismos parámetros que en la cirugía abierta pero realizando la menor agresión posible. Uno de los mayores problemas de la cirugía de columna son las múltiples incisiones que se deben realizar para llegar hasta esta parte del cuerpo y, por lo tanto, sus posteriores cicatrices, la gran pérdida de sangre y la larga duración de las intervenciones. Por ello, cada vez se suele recurrir a la cirugía de columna mínimamente invasiva, siempre que sea posible, ya que las secuelas que provoca son menores, las cicatrices más pequeñas, el daño a las masas musculares es mínimo, y consigue una rápida recuperación del paciente. Además, los resultados obtenidos en este tipo de operaciones son iguales a los de la cirugía tradicional. Por todo ello, la cirugía de columna mínimamente invasiva es la más recomendada para los pacientes siempre que presenten las características adecuadas para poderla realizar.
Siempre es bueno individualizar cada caso y estudiar el historial del paciente para poder valorar la operación que más le conviene. Las ventajas son múltiples y el tratamiento quirúrgico es recomendable cuando hay lesión neurológica, existe una pérdida de fuerza o hay alteraciones en la sensibilidad. También se realiza en pacientes en los que el grado de dolor es muy elevado y no cede con el tratamiento médico.
La cirugía consiste en realizar una pequeña incisión de unos 15 mm, dónde se colocará la cánula. Por dentro de esta cánula se pondrá una óptica que permite ampliar y magnificar el campo de trabajo, por lo que no es necesario realizar grandes disecciones para poder acceder a la columna del paciente durante la operación.
El paciente ingresará en el hospital por la mañana, y durante la misma mañana se realizará la intervención. El ingreso hospitalario después de la operación es de un día para valorar el resultado de la cirugía. Al día siguiente se le da el alta hospitalaria y puede irse a casa.
Desde la salida del hospital el paciente puede realizar una vida normal, con las limitaciones que una cirugía de columna conlleva ya que pueden aparecer molestias. Por este motivo no se recomienda realizar actividades deportivas ni ejercicios físicos agresivos. Los pacientes suelen seguir estas pautas, especialmente durante las primeras semanas. Entre las 6 y las 12 semanas ya pueden volver a realizar cualquier tipo de actividad física. Además, los resultados a corto plazo son muy satisfactorios para la mayoría de los pacientes, ya que al día siguiente de la operación ya pueden caminar.
La cirugía de columna mínimamente invasiva es uno de los tratamientos más novedosos dentro de la rama de la cirugía de columna. Existen otro tipos de tratamientos como la cirugía abierta de columna, que se lleva a cabo para corregir el dolor de espalda, especialmente cuando una hernia discal comprime una raíz nerviosa y los demás tratamientos no quirúrgicos han fracasado. Esta técnica se utiliza cuando por condiciones anatómicas no se puede realizar la cirugía mínimamente invasiva. Existe otra técnica, la llamada cirugía percutánea de columna, que consiste en realizar unos implantes en la espalda realizando mínimas incisiones y dilatando los tejidos, sin hacer una disección ni tener que despegarlos. Se realiza a través de un tubo dilatando de forma progresiva los tejidos y colocando el implante en el hueso vertebral. De esta manera no se lesionan los tejidos y el paciente puede caminar de manera casi inmediata. Para más información sobre este u otros tratamientos puede consultar con un especialista en Neurocirugía.
La estenosis de canal es un estrechamiento del canal raquídeo que ejerce presión sobre la médula y la raíz espinal. Cuando se localiza en la parte baja de la columna espinal se conoce como estenosis de canal lumbar, mientras que cuando el estrechamiento se produce en la parte alta de la columna se denomina estenosis de canal cervical. Las áreas lumbar y cervical suelen ser habitualmente las más afectadas, aunque el estrechamiento del canal no provoca dolor si no comprime ninguna estructura nerviosa. La estenosis del canal medular suele producirse gradualmente por el proceso de envejecimiento, debido a la deformación de los huesos y tejidos situados alrededor del canal raquídeo. Normalmente, empieza a afectar a personas mayores de 50 años aunque también se da en personas jóvenes con algún traumatismo de columna.
La gravedad de la estenosis del canal puede variar mucho según lo intenso que sea el dolor. Normalmente se correlaciona de forma inversa con los metros que una persona pueda andar sin padecer dolor. Se considera grave si está por debajo de los 200 metros y muy grave cuando es inferior a los 50 metros.
Los síntomas asociadas al canal estrecho varían según el nivel donde se produzca la estrechez. Debido al estrechamiento del canal medular, las estructuras nerviosas cercanas pueden comprimirse (médula y raíces nerviosas) ocasionando radiculopatías. Esto puede generar dolor lumbar y en las extremidades:
La estenosis a nivel cervical produce síntomas en los brazos y si es a nivel lumbar aparecen en los glúteos y piernas. La característica más habitual en la estenosis lumbar es el aumento de gravedad de los síntomas al andar.
Cuando los síntomas de la estenosis de canal provocan poco o ningún dolor lumbar pero una importante disminución de fuerza en los miembros obliga a realizar un diagnóstico diferencial con alteraciones neurológicas.
Cabe destacar que la estenosis del canal, pese a poder reducir más el canal medular, acostumbra a causar menos síntomas que la hernia.
El primer paso para diagnosticar es realizar una revisión de la historia clínica completa y realizar una evaluación física del paciente, además de exámenes físicos y neurológicos. El paciente deberá informar de forma completa sobre su sintomatología, desde los inicios hasta la evolución final.
La resonancia magnética y una tomografía computarizada permiten medir los diámetros del canal y confirmar el diagnóstico.
Podemos dividir la estenosis de canal en tres grupos en función de la causa que lo provoque:
La prevención de la estenosis del canal se basa fundamentalmente en evitar los factores de riesgo, como podrían ser:
La estenosis de canal como consecuencia al envejecimiento no se puede prevenir como tal pero se puede disminuir el riesgo realizando ejercicio de forma regular, manteniendo un peso saludable y adquiriendo una buena higiene postural.
El tratamiento de los diversos tipos de estenosis de canal se suele basar en el uso de medicamentos (antiinflamatorios o corticoides) para reducir el dolor y la inflamación, con el reposo temporal, o con sesiones de fisioterapia.
Según la región afectada y la gravedad el tratamiento variará. Al ser una condición degenerativa puede empeorar con el paso del tiempo por lo que es necesario estabilizarla. Para frenar la evolución se pueden realizar unos ejercicios enfocados al fortalecimiento de la musculatura estabilizadora de la columna para beneficio del canal medular. De esta forma se reducen los síntomas y se evitan tratamientos más agresivos.
En casos más graves se pueden recetar medicamentos para reducir el dolor de la columna. El tratamiento quirúrgico sólo es recomendable en los casos en los que la compresión nerviosa se agrava progresivamente. Con la operación se busca aliviar la presión de los nervios en la parte baja de la columna vertebral.
La estenosis de canal puede ser tratada por un especialista en Traumatología o Neurocirugía. Top Doctors te ofrece todas las posibilidades para que elijas al especialista más indicado para tu situación personal y geográfica.
La hernia discal o el desplazamiento de disco es la compresión de la médula espinal o de una raíz nerviosa que se produce cuando se desplaza una parte de un disco intervertebral. Por lo general las hernias discales cervicales afectan a los discos que se encuentran en el cuello (columna cervical).
En este último caso se habla de hernia discal cervical o hernias cervicales. El dolor que provoca una hernia puede extenderse desde la espalda hacia la pierna, y dar lugar al dolor de pierna, o hacia el brazo. La mayor parte de las veces, la rotura del disco se produce por efecto de su envejecimiento y/o deterioro natural, aunque también puede producirse en personas jóvenes debido a varias causas. El detonante para que un disco sano se hernie puede ser un traumatismo, un golpe violento o un esfuerzo mal realizado. La cirugía cervical puede ser necesaria para reducir la presión en la médula espinal o en las raíces nerviosas, cuando el dolor es causado por un disco herniado o por un estrechamiento óseo del canal vertebral.
En la mayoría de los casos, la salud del paciente mejora con el tratamiento, aunque puede pasar más de un año hasta que el paciente puede realizar todas las actividades que desee sin notar dolor.
En ocasiones se dan algunas complicaciones que dificultan la vida al que las padece:
La sintomatología y los signos de la hernia de disco varían en función de las personas, ya que existen casos en los que una persona tiene una hernia discal y no lo sabe, al no presentar síntomas.
Cuando el paciente acuda a la consulta, el especialista llevará a cabo una exploración física de la espalda para buscar puntos sensibles y determinar la causa del dolor. El médico puede hacer un examen neurológico para controlar los reflejos, la fuerza muscular y la capacidad para sentir golpes o pinchazos.
En la mayoría de los casos, con la exploración y una historia clínica basta para hacer el diagnóstico, aunque si se sospecha que puede haber otro problema o se quiere saber que nervios se han visto afectados, se realizarán las siguientes pruebas:
La hernia de disco es el resultado del desgaste de los discos con el paso del tiempo y a medida que el individuo envejece. Con el paso de los años, los discos vertebrales pierden parte del líquido que contienen, haciéndose menos flexibles y resultando más sencillo romperlos o desgarrarlos, incluso con un esfuerzo mínimo.
En su mayoría, los afectados por la hernia de disco no pueden explicar el origen de su problema. En ocasiones, el uso de músculos de la espalada en lugar de piernas o brazos para levantar objetos pesados puede provocar la hernia de disco, al igual que doblarse o girarse mientras el individuo carga peso.
En ocasiones, la hernia de disco se ocasiona debido a un traumatismo, como una caída o un golpe en la espalda, aunque estas causas son menos frecuentes.
La mejor forma de evitar la hernia discal cervical es evitar los factores de riesgo y llevar una vida saludable. Algunas recomendaciones son las siguientes:
A su vez, se debe tratar de evitar al máximo los factores de riesgo:
Existen diversas formas de afrontar el tratamiento de la hernia de disco. El primero de ellos es el tratamiento conservador, que se puede acompañar de fisioterapia. Posteriormente existen opciones que requieren intervención quirúrgica y remedios alternativos.
Existen diversos especialistas que pueden diagnosticar y tratar los problemas de hernia discal cervical. Los principales serían los especialistas en Traumatología, así como Neurocirujanos, especialistas en Unidad del Dolor y Ozonoterapia. También pueden tener un papel importante a la hora de recuperar los especialistas en Fisioterapia, Acupuntura u Osteopatía.
Una hernia discal espinal o hernia discal es aquella que afecta a uno de los discos en la columna vertebral. Entre cada vertebra en la columna, hay una almohadilla, conocida como disco intervertebral.
Un desgarro en el anillo fibroso de uno de estos discos puede provocar que la sección gelatinosa central del disco se salga. Esto se denomina hernia discal espinal, más comúnmente conocida como hernia discal. Aunque puede ocurrir en cualquier parte a lo largo de la columna vertebral, suele pasar más comúnmente en la parte baja de la espalda (lumbar).
El síntoma más común de una hernia discal lumbar es el dolor de espalda. Si el disco presiona los nervios circundantes, los individuos pueden experimentar dolor en el brazo o la pierna, entumecimiento u hormigueo y debilidad. También es común el dolor intenso en las nalgas, los muslos e incluso en los pies.
En algunos casos, no se pueden experimentar síntomas.
La causa más común es el desgaste gradual durante el envejecimiento. A medida que una persona envejece, el contenido de agua de los discos intervertebrales se reduce, haciéndolos menos flexibles y más propensos a romperse. Además, doblarse, torcerse, levantar objetos pesados con torpeza, la obesidad o una lesión o trauma pueden aumentar la tensión en la espalda.
El riesgo de padecer una hernia discal puede reducirse manteniendo un estilo de vida sana y un peso adecuado. También es importante hacer ejercicio regular. Cuando se levantan objetos pesados es importante aplicar una técnica segura para evitar una tensión innecesaria. Fumar también provoca que los discos pierdan flexibilidad y dejarlo puede ayudar a reducir las posibilidades de sufrir una hernia discal.
La mayoría de las hernias discales mejorarán gradualmente y el tratamiento puede consistir simplemente en evitar posiciones dolorosas, hacer ejercicio suave y tomar medicación para el dolor. La fisioterapia también se utiliza para tratar una hernia discal, usando unos planes de ejercicios, posiciones y masajes para mejorar la lesión.
Los medicamentos se utilizan para disminuir el dolor y el tipo de medicamento depende la gravedad de la lesión. Los analgésicos se utilizan para los casos leves, mientras que los más fuertes se prescriben para los casos más graves. Además, las inyecciones antiinflamatorias directamente en la columna vertebral se utilizan para aliviar el dolor severo a corto plazo en algunos casos y los relajantes musculares también se utilizan en otros casos.
Si los síntomas no mejoran o son más graves, la cirugía puede ser una opción. Una operación conocida como disquectomía puede utilizarse para cortar parte del disco y liberar la presión de los nervios circundantes. Para más información consulte a un especialista.
La neuralgia del trigémino es un trastorno nervioso que causa un dolor punzante o de tipo electrochoque en partes de la cara. Su dolor proviene del nervio trigémino que lleva las sensaciones de tacto y dolor desde la cara, los ojos, los senos paranasales y la boca hasta el cerebro. Esta enfermedad afecta, normalmente, a los adultos aunque puede afectar a cualquier persona.
La evolución y el diagnóstico de la neuralgia del trigémino es variable dependiendo de la persona y la situación. Los ataques de dolor pueden aparecer en diversas ocasiones al día durante semanas y meses y sin previo aviso puede parar repentinamente sin llevar ningún tipo de tratamiento. Las fases de dolor pueden prolongarse en el tiempo, es más, el 29% de los pacientes pueden sufrir solamente una única fase. En otros pacientes, la neuralgia del trigémino puede provocar tres o más fases del mismo tipo. Por otro lado, el 21% de las neuralgias del trigémino producen episodios de dolor idénticos en los primeros cinco años. En la gran mayoría de casos el dolor se puede evitar realizando un tratamiento efectivo para la neuralgia del trigémino, aunque sea por momentos. Sin embargo, ninguno de los tratamientos existentes asegura una curación 100% efectiva.
Los síntomas que caracterizan una neuralgia del trigémino son dolores faciales muy intensos, en su gran mayoría unilaterales, que duran desde un segundo hasta dos minutos. Los dolores de esta patología figuran entre los dolores más insoportables de todos los conocidos. Muchos pacientes afectados los han llegado a catalogar de fulminantes, o como si estuvieran padeciendo un choque eléctrico. Los episodios de dolor pueden ser recurrentes y repetitivos, su aparición es espontánea sin ningún desencadenante que pueda ser identificable. En ocasiones puede aparecer en acciones tan cotidianas como: frotarse las mejillas o la frente, al hablar, reír, lavarse los dientes, masticar o tragar.
Para realizar un diagnóstico correcto de la neuralgia del trigémino, se pueden realizar diferentes pruebas. En primer lugar el especialista puede decidir hacer una tomografía por resonancia magnética (TRM) de la cabeza. La razón de la realización de esta prueba es que el trigémino nace en una zona baja del cerebro y se extiende por el cráneo antes de llegar a la base craneal, por lo tanto la causa del dolor también puede aparecer en irritaciones de este nervio a lo largo de su trayecto. Mediante la TRM se pueden descartar la existencia de este tipo de tumores. Además de que a través de una TRM se puede visualizar un posible daño del nervio por un vaso sanguíneo o los primeros síntomas de una enfermedad desmielinizante. Con el objetivo de verificar la idea de que el paciente pueda padecer una esclerosis múltiple, se realiza una punción lumbar. En los casos de que el especialista pueda sospechar que el paciente sufra una neuralgia del trigémino sintomática, puede ser necesario realizar una tomografía computerizada (TC).
La causa más frecuente en la mayoría de casos es el contacto patológico entre el nervio y un vaso sanguíneo. La aparición más frecuente de la neuralgia del trigémino se trata de arterias sanguíneas situadas junto al nervio que es presionado. En la mayor parte de las veces las arterias se entumecen e inflaman a causa de una arteriosclerosis. El aumento de tamaño puede traspasar las capas aisladas que normalmente se hallan entre los nervios y los vasos sanguíneos, y afectan de esta manera al nervio e incluso pueden causarle daño. La causa más extraña de la neuralgia del trigémino se denomina neuralgia del trigémino sintomática, y se puede encontrar en otras enfermedades. Entre ellas figura por un lado, las enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple. La causa que provoca los dolores típicos en la neuralgia del trigémino es un daño en la envoltura del nervio, en la zona de la entrada a la raíz nerviosa. Los dolores también se pueden presentar en las dos partes de la cara en los jóvenes afectados por esta patología.
No se puede realizar una prevención específica para la neuralgia del trigémino. Pero si los dolores nerviosos se prolongan durante cierto tiempo, se puede aliviar la intensidad de los ataques con el tratamiento adecuado o incluso se pueden llegar a evitar los ataques por completo. Por otro lado, se pueden prevenir los factores de riesgo. Por ejemplo, se puede prevenir una arteriosclerosis, que puede conducir a una neuralgia del trigémino, mediante un modo de vida saludable, realizando una alimentación sana y equilibrada y también practicando algún tipo de ejercicio físico regularmente.
El tratamiento que suele aplicarse a la neuralgia de trigémino es médico. Hay diversos fármacos que pueden emplearse, dejando la cirugía para casos que no responden al tratamiento farmacológico o estos crean efectos secundarios que ponen en riesgo al paciente. Los medicamentos que se utilizan durante una neuralgia del trigémino sirvan para prevenir, en ningún caso para que los dolores cesen. En este caso los analgésicos suelen ser ineficaces cuando se utilizan ante una neuralgia del trigémino porque el efecto del fármaco comienza a la media hora de la toma, y normalmente el ataque más grave del dolor ya ha cesado.
El especialista que trata la neuralgia del trigémino es el neurocirujano. Desde Top Doctors ofrecemos el servicio de cita previa para que el paciente pueda reservar una consulta con el especialista que más se adapte a sus necesidades.
El Dr. Valle Folgueral es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Cantabria y en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Especialista en Neurocirugía vía MIR por el Hospital Universitario San Marcos de Braga, estuvo adscrito a la Universidad do Minho mientras completaba unos cursos de la Sociedad Europea de Neurocirugía (EANS) en Praga, Lisboa, Luxemburgo y Roma. El Dr. Valle finalizó su especialidad en el Hospital de la Universidad de California (San Francisco), en el que amplió su conocimiento en cirugía de tumores cerebrales y técnicas de mapeo cerebral en paciente despierto, bajo la supervisión del prestigioso Profesor Mitchel S. Berger.
Además es coordinador y organizador de los simposium de patología compleja de la columna efectuados por el hospital San Juan de Dios que reúnen en León a expertos neurocirujanos y traumatólogos de todo el panorama nacional.
Actualmente es responsable de la Unidad de Patología Compleja de Columna en el Hospital San Juan de Dios, y en la formación de residentes en el Servicio de Neurocirugía del Complejo Asistencial Universitario de León.
La cirugía de columna mínimamente invasiva, también conocida como cirugía endoscópica de columna consiste en utilizar los mismos parámetros que en la cirugía abierta pero realizando la menor agresión posible. Uno de los mayores problemas de la cirugía de columna son las múltiples incisiones que se deben realizar para llegar hasta esta parte del cuerpo y, por lo tanto, sus posteriores cicatrices, la gran pérdida de sangre y la larga duración de las intervenciones. Por ello, cada vez se suele recurrir a la cirugía de columna mínimamente invasiva, siempre que sea posible, ya que las secuelas que provoca son menores, las cicatrices más pequeñas, el daño a las masas musculares es mínimo, y consigue una rápida recuperación del paciente. Además, los resultados obtenidos en este tipo de operaciones son iguales a los de la cirugía tradicional. Por todo ello, la cirugía de columna mínimamente invasiva es la más recomendada para los pacientes siempre que presenten las características adecuadas para poderla realizar.
Siempre es bueno individualizar cada caso y estudiar el historial del paciente para poder valorar la operación que más le conviene. Las ventajas son múltiples y el tratamiento quirúrgico es recomendable cuando hay lesión neurológica, existe una pérdida de fuerza o hay alteraciones en la sensibilidad. También se realiza en pacientes en los que el grado de dolor es muy elevado y no cede con el tratamiento médico.
La cirugía consiste en realizar una pequeña incisión de unos 15 mm, dónde se colocará la cánula. Por dentro de esta cánula se pondrá una óptica que permite ampliar y magnificar el campo de trabajo, por lo que no es necesario realizar grandes disecciones para poder acceder a la columna del paciente durante la operación.
El paciente ingresará en el hospital por la mañana, y durante la misma mañana se realizará la intervención. El ingreso hospitalario después de la operación es de un día para valorar el resultado de la cirugía. Al día siguiente se le da el alta hospitalaria y puede irse a casa.
Desde la salida del hospital el paciente puede realizar una vida normal, con las limitaciones que una cirugía de columna conlleva ya que pueden aparecer molestias. Por este motivo no se recomienda realizar actividades deportivas ni ejercicios físicos agresivos. Los pacientes suelen seguir estas pautas, especialmente durante las primeras semanas. Entre las 6 y las 12 semanas ya pueden volver a realizar cualquier tipo de actividad física. Además, los resultados a corto plazo son muy satisfactorios para la mayoría de los pacientes, ya que al día siguiente de la operación ya pueden caminar.
La cirugía de columna mínimamente invasiva es uno de los tratamientos más novedosos dentro de la rama de la cirugía de columna. Existen otro tipos de tratamientos como la cirugía abierta de columna, que se lleva a cabo para corregir el dolor de espalda, especialmente cuando una hernia discal comprime una raíz nerviosa y los demás tratamientos no quirúrgicos han fracasado. Esta técnica se utiliza cuando por condiciones anatómicas no se puede realizar la cirugía mínimamente invasiva. Existe otra técnica, la llamada cirugía percutánea de columna, que consiste en realizar unos implantes en la espalda realizando mínimas incisiones y dilatando los tejidos, sin hacer una disección ni tener que despegarlos. Se realiza a través de un tubo dilatando de forma progresiva los tejidos y colocando el implante en el hueso vertebral. De esta manera no se lesionan los tejidos y el paciente puede caminar de manera casi inmediata. Para más información sobre este u otros tratamientos puede consultar con un especialista en Neurocirugía.
La columna vertebral está compuesta de 33 huesos en recién nacidos y 26 en adultos debido a la fusión de las vértebras sacrales y coccígeas durante el desarrollo. Las vértebras protegen la médula espinal y le permiten mantenerse de pie e inclinarse.
Las vértebras se apilan un grupo sobre otro en cuatro regiones:
Algunas de las funciones de la columna vertebral son:
Los problemas que pueden alterar la estructura de la columna o lesionar las vértebras y el tejido que las rodea pueden ser varios:
En repetidas ocasiones, las enfermedades que afectan a la columna suelen provocan dolor cuando los cambios óseos presionan la médula o los nervios. Otro de los efectos es la limitación del movimiento.
El tratamiento varía, obviamente, dependiendo de la enfermedad que afecte la columna, pero en muchas ocasiones se recurre a aparatos ortopédicos para la espalda y a la cirugía.
La estenosis de canal es un estrechamiento del canal raquídeo que ejerce presión sobre la médula y la raíz espinal. Cuando se localiza en la parte baja de la columna espinal se conoce como estenosis de canal lumbar, mientras que cuando el estrechamiento se produce en la parte alta de la columna se denomina estenosis de canal cervical. Las áreas lumbar y cervical suelen ser habitualmente las más afectadas, aunque el estrechamiento del canal no provoca dolor si no comprime ninguna estructura nerviosa. La estenosis del canal medular suele producirse gradualmente por el proceso de envejecimiento, debido a la deformación de los huesos y tejidos situados alrededor del canal raquídeo. Normalmente, empieza a afectar a personas mayores de 50 años aunque también se da en personas jóvenes con algún traumatismo de columna.
La gravedad de la estenosis del canal puede variar mucho según lo intenso que sea el dolor. Normalmente se correlaciona de forma inversa con los metros que una persona pueda andar sin padecer dolor. Se considera grave si está por debajo de los 200 metros y muy grave cuando es inferior a los 50 metros.
Los síntomas asociadas al canal estrecho varían según el nivel donde se produzca la estrechez. Debido al estrechamiento del canal medular, las estructuras nerviosas cercanas pueden comprimirse (médula y raíces nerviosas) ocasionando radiculopatías. Esto puede generar dolor lumbar y en las extremidades:
La estenosis a nivel cervical produce síntomas en los brazos y si es a nivel lumbar aparecen en los glúteos y piernas. La característica más habitual en la estenosis lumbar es el aumento de gravedad de los síntomas al andar.
Cuando los síntomas de la estenosis de canal provocan poco o ningún dolor lumbar pero una importante disminución de fuerza en los miembros obliga a realizar un diagnóstico diferencial con alteraciones neurológicas.
Cabe destacar que la estenosis del canal, pese a poder reducir más el canal medular, acostumbra a causar menos síntomas que la hernia.
El primer paso para diagnosticar es realizar una revisión de la historia clínica completa y realizar una evaluación física del paciente, además de exámenes físicos y neurológicos. El paciente deberá informar de forma completa sobre su sintomatología, desde los inicios hasta la evolución final.
La resonancia magnética y una tomografía computarizada permiten medir los diámetros del canal y confirmar el diagnóstico.
Podemos dividir la estenosis de canal en tres grupos en función de la causa que lo provoque:
La prevención de la estenosis del canal se basa fundamentalmente en evitar los factores de riesgo, como podrían ser:
La estenosis de canal como consecuencia al envejecimiento no se puede prevenir como tal pero se puede disminuir el riesgo realizando ejercicio de forma regular, manteniendo un peso saludable y adquiriendo una buena higiene postural.
El tratamiento de los diversos tipos de estenosis de canal se suele basar en el uso de medicamentos (antiinflamatorios o corticoides) para reducir el dolor y la inflamación, con el reposo temporal, o con sesiones de fisioterapia.
Según la región afectada y la gravedad el tratamiento variará. Al ser una condición degenerativa puede empeorar con el paso del tiempo por lo que es necesario estabilizarla. Para frenar la evolución se pueden realizar unos ejercicios enfocados al fortalecimiento de la musculatura estabilizadora de la columna para beneficio del canal medular. De esta forma se reducen los síntomas y se evitan tratamientos más agresivos.
En casos más graves se pueden recetar medicamentos para reducir el dolor de la columna. El tratamiento quirúrgico sólo es recomendable en los casos en los que la compresión nerviosa se agrava progresivamente. Con la operación se busca aliviar la presión de los nervios en la parte baja de la columna vertebral.
La estenosis de canal puede ser tratada por un especialista en Traumatología o Neurocirugía. Top Doctors te ofrece todas las posibilidades para que elijas al especialista más indicado para tu situación personal y geográfica.
La hernia discal o el desplazamiento de disco es la compresión de la médula espinal o de una raíz nerviosa que se produce cuando se desplaza una parte de un disco intervertebral. Por lo general las hernias discales cervicales afectan a los discos que se encuentran en el cuello (columna cervical).
En este último caso se habla de hernia discal cervical o hernias cervicales. El dolor que provoca una hernia puede extenderse desde la espalda hacia la pierna, y dar lugar al dolor de pierna, o hacia el brazo. La mayor parte de las veces, la rotura del disco se produce por efecto de su envejecimiento y/o deterioro natural, aunque también puede producirse en personas jóvenes debido a varias causas. El detonante para que un disco sano se hernie puede ser un traumatismo, un golpe violento o un esfuerzo mal realizado. La cirugía cervical puede ser necesaria para reducir la presión en la médula espinal o en las raíces nerviosas, cuando el dolor es causado por un disco herniado o por un estrechamiento óseo del canal vertebral.
En la mayoría de los casos, la salud del paciente mejora con el tratamiento, aunque puede pasar más de un año hasta que el paciente puede realizar todas las actividades que desee sin notar dolor.
En ocasiones se dan algunas complicaciones que dificultan la vida al que las padece:
La sintomatología y los signos de la hernia de disco varían en función de las personas, ya que existen casos en los que una persona tiene una hernia discal y no lo sabe, al no presentar síntomas.
Cuando el paciente acuda a la consulta, el especialista llevará a cabo una exploración física de la espalda para buscar puntos sensibles y determinar la causa del dolor. El médico puede hacer un examen neurológico para controlar los reflejos, la fuerza muscular y la capacidad para sentir golpes o pinchazos.
En la mayoría de los casos, con la exploración y una historia clínica basta para hacer el diagnóstico, aunque si se sospecha que puede haber otro problema o se quiere saber que nervios se han visto afectados, se realizarán las siguientes pruebas:
La hernia de disco es el resultado del desgaste de los discos con el paso del tiempo y a medida que el individuo envejece. Con el paso de los años, los discos vertebrales pierden parte del líquido que contienen, haciéndose menos flexibles y resultando más sencillo romperlos o desgarrarlos, incluso con un esfuerzo mínimo.
En su mayoría, los afectados por la hernia de disco no pueden explicar el origen de su problema. En ocasiones, el uso de músculos de la espalada en lugar de piernas o brazos para levantar objetos pesados puede provocar la hernia de disco, al igual que doblarse o girarse mientras el individuo carga peso.
En ocasiones, la hernia de disco se ocasiona debido a un traumatismo, como una caída o un golpe en la espalda, aunque estas causas son menos frecuentes.
La mejor forma de evitar la hernia discal cervical es evitar los factores de riesgo y llevar una vida saludable. Algunas recomendaciones son las siguientes:
A su vez, se debe tratar de evitar al máximo los factores de riesgo:
Existen diversas formas de afrontar el tratamiento de la hernia de disco. El primero de ellos es el tratamiento conservador, que se puede acompañar de fisioterapia. Posteriormente existen opciones que requieren intervención quirúrgica y remedios alternativos.
Existen diversos especialistas que pueden diagnosticar y tratar los problemas de hernia discal cervical. Los principales serían los especialistas en Traumatología, así como Neurocirujanos, especialistas en Unidad del Dolor y Ozonoterapia. También pueden tener un papel importante a la hora de recuperar los especialistas en Fisioterapia, Acupuntura u Osteopatía.
Una hernia discal espinal o hernia discal es aquella que afecta a uno de los discos en la columna vertebral. Entre cada vertebra en la columna, hay una almohadilla, conocida como disco intervertebral.
Un desgarro en el anillo fibroso de uno de estos discos puede provocar que la sección gelatinosa central del disco se salga. Esto se denomina hernia discal espinal, más comúnmente conocida como hernia discal. Aunque puede ocurrir en cualquier parte a lo largo de la columna vertebral, suele pasar más comúnmente en la parte baja de la espalda (lumbar).
El síntoma más común de una hernia discal lumbar es el dolor de espalda. Si el disco presiona los nervios circundantes, los individuos pueden experimentar dolor en el brazo o la pierna, entumecimiento u hormigueo y debilidad. También es común el dolor intenso en las nalgas, los muslos e incluso en los pies.
En algunos casos, no se pueden experimentar síntomas.
La causa más común es el desgaste gradual durante el envejecimiento. A medida que una persona envejece, el contenido de agua de los discos intervertebrales se reduce, haciéndolos menos flexibles y más propensos a romperse. Además, doblarse, torcerse, levantar objetos pesados con torpeza, la obesidad o una lesión o trauma pueden aumentar la tensión en la espalda.
El riesgo de padecer una hernia discal puede reducirse manteniendo un estilo de vida sana y un peso adecuado. También es importante hacer ejercicio regular. Cuando se levantan objetos pesados es importante aplicar una técnica segura para evitar una tensión innecesaria. Fumar también provoca que los discos pierdan flexibilidad y dejarlo puede ayudar a reducir las posibilidades de sufrir una hernia discal.
La mayoría de las hernias discales mejorarán gradualmente y el tratamiento puede consistir simplemente en evitar posiciones dolorosas, hacer ejercicio suave y tomar medicación para el dolor. La fisioterapia también se utiliza para tratar una hernia discal, usando unos planes de ejercicios, posiciones y masajes para mejorar la lesión.
Los medicamentos se utilizan para disminuir el dolor y el tipo de medicamento depende la gravedad de la lesión. Los analgésicos se utilizan para los casos leves, mientras que los más fuertes se prescriben para los casos más graves. Además, las inyecciones antiinflamatorias directamente en la columna vertebral se utilizan para aliviar el dolor severo a corto plazo en algunos casos y los relajantes musculares también se utilizan en otros casos.
Si los síntomas no mejoran o son más graves, la cirugía puede ser una opción. Una operación conocida como disquectomía puede utilizarse para cortar parte del disco y liberar la presión de los nervios circundantes. Para más información consulte a un especialista.
La neuralgia del trigémino es un trastorno nervioso que causa un dolor punzante o de tipo electrochoque en partes de la cara. Su dolor proviene del nervio trigémino que lleva las sensaciones de tacto y dolor desde la cara, los ojos, los senos paranasales y la boca hasta el cerebro. Esta enfermedad afecta, normalmente, a los adultos aunque puede afectar a cualquier persona.
La evolución y el diagnóstico de la neuralgia del trigémino es variable dependiendo de la persona y la situación. Los ataques de dolor pueden aparecer en diversas ocasiones al día durante semanas y meses y sin previo aviso puede parar repentinamente sin llevar ningún tipo de tratamiento. Las fases de dolor pueden prolongarse en el tiempo, es más, el 29% de los pacientes pueden sufrir solamente una única fase. En otros pacientes, la neuralgia del trigémino puede provocar tres o más fases del mismo tipo. Por otro lado, el 21% de las neuralgias del trigémino producen episodios de dolor idénticos en los primeros cinco años. En la gran mayoría de casos el dolor se puede evitar realizando un tratamiento efectivo para la neuralgia del trigémino, aunque sea por momentos. Sin embargo, ninguno de los tratamientos existentes asegura una curación 100% efectiva.
Los síntomas que caracterizan una neuralgia del trigémino son dolores faciales muy intensos, en su gran mayoría unilaterales, que duran desde un segundo hasta dos minutos. Los dolores de esta patología figuran entre los dolores más insoportables de todos los conocidos. Muchos pacientes afectados los han llegado a catalogar de fulminantes, o como si estuvieran padeciendo un choque eléctrico. Los episodios de dolor pueden ser recurrentes y repetitivos, su aparición es espontánea sin ningún desencadenante que pueda ser identificable. En ocasiones puede aparecer en acciones tan cotidianas como: frotarse las mejillas o la frente, al hablar, reír, lavarse los dientes, masticar o tragar.
Para realizar un diagnóstico correcto de la neuralgia del trigémino, se pueden realizar diferentes pruebas. En primer lugar el especialista puede decidir hacer una tomografía por resonancia magnética (TRM) de la cabeza. La razón de la realización de esta prueba es que el trigémino nace en una zona baja del cerebro y se extiende por el cráneo antes de llegar a la base craneal, por lo tanto la causa del dolor también puede aparecer en irritaciones de este nervio a lo largo de su trayecto. Mediante la TRM se pueden descartar la existencia de este tipo de tumores. Además de que a través de una TRM se puede visualizar un posible daño del nervio por un vaso sanguíneo o los primeros síntomas de una enfermedad desmielinizante. Con el objetivo de verificar la idea de que el paciente pueda padecer una esclerosis múltiple, se realiza una punción lumbar. En los casos de que el especialista pueda sospechar que el paciente sufra una neuralgia del trigémino sintomática, puede ser necesario realizar una tomografía computerizada (TC).
La causa más frecuente en la mayoría de casos es el contacto patológico entre el nervio y un vaso sanguíneo. La aparición más frecuente de la neuralgia del trigémino se trata de arterias sanguíneas situadas junto al nervio que es presionado. En la mayor parte de las veces las arterias se entumecen e inflaman a causa de una arteriosclerosis. El aumento de tamaño puede traspasar las capas aisladas que normalmente se hallan entre los nervios y los vasos sanguíneos, y afectan de esta manera al nervio e incluso pueden causarle daño. La causa más extraña de la neuralgia del trigémino se denomina neuralgia del trigémino sintomática, y se puede encontrar en otras enfermedades. Entre ellas figura por un lado, las enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple. La causa que provoca los dolores típicos en la neuralgia del trigémino es un daño en la envoltura del nervio, en la zona de la entrada a la raíz nerviosa. Los dolores también se pueden presentar en las dos partes de la cara en los jóvenes afectados por esta patología.
No se puede realizar una prevención específica para la neuralgia del trigémino. Pero si los dolores nerviosos se prolongan durante cierto tiempo, se puede aliviar la intensidad de los ataques con el tratamiento adecuado o incluso se pueden llegar a evitar los ataques por completo. Por otro lado, se pueden prevenir los factores de riesgo. Por ejemplo, se puede prevenir una arteriosclerosis, que puede conducir a una neuralgia del trigémino, mediante un modo de vida saludable, realizando una alimentación sana y equilibrada y también practicando algún tipo de ejercicio físico regularmente.
El tratamiento que suele aplicarse a la neuralgia de trigémino es médico. Hay diversos fármacos que pueden emplearse, dejando la cirugía para casos que no responden al tratamiento farmacológico o estos crean efectos secundarios que ponen en riesgo al paciente. Los medicamentos que se utilizan durante una neuralgia del trigémino sirvan para prevenir, en ningún caso para que los dolores cesen. En este caso los analgésicos suelen ser ineficaces cuando se utilizan ante una neuralgia del trigémino porque el efecto del fármaco comienza a la media hora de la toma, y normalmente el ataque más grave del dolor ya ha cesado.
El especialista que trata la neuralgia del trigémino es el neurocirujano. Desde Top Doctors ofrecemos el servicio de cita previa para que el paciente pueda reservar una consulta con el especialista que más se adapte a sus necesidades.
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